Hola amigos,
Quiero cerrar este blog haciendo una valoración personal de lo que han sido estos días en Persia..., de lo que ha sido este viaje.
La religión
No cabe duda de que la religión ocupa un lugar muy importante en la sociedad iraní, de hecho el país está gobernado por clérigos chiís. Pero más allá de esta realidad, he podido comprobar que el pueblo hace una vida más laica de lo que nos imaginamos en Occidente, especialmente los jóvenes; es decir, la inmensa mayoría de la población. Ellos están más interesados en el mundo exterior, por lo que hay fuera de sus fronteras, creo yo...
El culto se limita al interior de las mezquitas. Sentado en las alfombras, entre ellos, he tenido el privilegio de observar a los fieles rezando con normalidad, en paz, sin ningún tipo de fanatismo, cumpliendo con las obligaciones que les impone su religión, como lo pueden hacer en mi país los cristianos. Durante el tiempo que he permanecido en Irán apenas he visto alguna persona rezando en plena calle, algo muy habitual en otros países islámicos.
Sin duda alguna la visita a Qom, la ciudad sagrada del chiismo, fue para mí algo muy especial. Poder sumergirme en el santuario de Fátima, junto con miles de iranís, además en un día de fiesta nacional en Irán, fue todo un privilegio. Y todo ello sin presenciar o verme envuelto en incidentes de ningún tipo, a pesar de enorme gentío que había.
Las mujeres
Si tendría que mencionar aspectos que me han llamado poderosamente la atención en Irán, pondría en primer lugar a las mujeres. Es quizá su imagen la más controvertida y rechazada por nosotros. He comprobado que bajo el chador hay numerosas mujeres con estudios universitarios, con buena educación, que les gusta ir de tiendas, que se preparan y maquillan todo lo que su indumentaria les permite. Pero sobre todo he visto mujeres felices y alegres. Quizá más felices que muchas mujeres occidentales. He tenido la suerte de ser invitado por ellas en más de una ocasión, para hablar o incluso merendar..., sin que nadie se sintiera incomodo por ello. Soy consciente de que es una sociedad muy estricta en sus pautas de comportamiento, pero he constatado en ciudades grandes, como Isfahán o Teherán, que las mujeres más jóvenes están rompiendo poco a poco esas normas tan rígidas, pudiendo ver a muchas de ellas sin chador, simplemente con el pañuelo cubriendo su cabeza, o bien con chador, pero incorporando a la indumentaria complementos de colores.
Os aseguro que no he presenciado la más mínima falta de respeto hacia las mujeres. No sé yo si de mi país podría decir lo mismo.
La seguridad
Estoy convencido de que uno de los aspectos que más preocupan a los occidentales antes de decidirse a viajar a Irán es el de la seguridad. Este es un país en el que se supone una carencia absoluta de libertad, basándonos en lo que nos llega a través de los medios de comunicación. Pues bien, debo decir que yo he tenido y sentido, en toda mi estancia en Irán, mucha más libertad de la que tengo en mi propio país, en lo que es la vida cotidiana. Desconozco si ésta libertad tiene continuidad en las relaciones de los ciudadanos con el Estado. En ningún momento he sentido la presencia ni el acoso de la policía. Todo lo contrario a mi país, donde bajo unas libertades proclamadas a bombo y platillo, se esconde todo un entramado de sistemas de seguridad que hace que nos sintamos vigilados constantemente.
No he podido averiguar hasta qué punto las mujeres gozan de esa libertad de movimientos que menciono aquí. Tiempos atrás me consta que no podían viajar solas, sin el permiso de su marido o familiares directos, pero creo que eso ha cambiado, aunque no sé en qué grado. He podido ver mujeres solas viajando en los autobuses, con chador y sin él, recorriendo grandes distancias sin problema de ningún tipo. En uno de estos autobuses alguna de ellas ha estado hablando conmigo sin que nadie le dijera algo o le reprochara su conducta.
La gastronomía
Viniendo del País Vasco, referencia en la cocina mundial, he de pensar que la cocina iraní es muy básica, y realmente lo es... A diario, el plato base es el arroz, al que incorporan salsas, verduras y carne de pollo o cordero, acompañado todo ello de yogurt, ensaladas y fruta. Además de su alimento estrella -el caviar- hay varios productos de gran calidad, de un altísimo nivel, como pueden ser el yogurt, el pan y los frutos secos (pistachos, pasas, etc.). Algunas frutas, como es el caso del melón, son excepcionales. Beber a media tarde unos refrescos preparados con melón no tiene precio. Los numerosos tipos de especias también tienen una gran calidad, comenzando por el azafrán. Se dice de ella que es como los rayos del sol: bueno para todo y para todos... Esta especia es un condimento muy antiguo, cultivándose desde hace más de 3.000 años. Irán es uno de los principales productores en el mundo. Su precio en este país también es muy elevado.
Si algo he llevado mal en Persia, ha sido no poder beber una buena cerveza, o un par de vasos de vino en la comida. Toda la cerveza es sin alcohol, a la que añaden zumo o esencia de frutas (limón, cereza, etc.). En cuanto al vino, ni rastro de él, aunque hay quien lo está elaborando en su casa, con uva Shiraz, para su propio consumo y de forma clandestina. El origen de la cepa denominada Shiraz o Syrah está rodeado de controversias y dudas. Una de las tesis es que proviene de la ciudad persa de Shiraz, desde donde bien los fenicios, o siglos después los cruzados, la habrían llevado a Europa y de aquí a América. El racimo es de tamaño mediano, forma cilíndrica y compacto. La uva pequeña y de color azulado. Lo dicho, ni olerlo..., hasta subir al avión en Estambul con destino a Bilbao.
La música
He tenido ocasión de convivir muy de cerca con iranís, la mayoría de ellos jóvenes y esto me ha permitido escuchar música persa clásica, y también, música vigente en estos momentos en el país. Debo decir que me ha sorprendido mucho y gratamente su música. Llevaba la idea preconcebida de que sus canciones eran sosas y aburridas, pero todo lo contrario. Especialmente la música actual tiene mucho ritmo y es muy alegre. Como relataba en el post "Cumbre Damavand", he apreciado incluso similitudes con el pueblo vasco, en cuanto al gusto por la música y también en los diferentes estilos musicales.
La economía
Irán padece un bloqueo económico desde el año 1979, es decir, desde que se constituye en república islámica, a raíz de la revolución. Esta circunstancia ha dejado gran parte de su territorio en precario, con unas infraestructuras muy deficientes y carencias de todo tipo, que son más que evidentes para cualquier viajero. En este sentido, Irán es un país por crear. En mi modesta opinión es una nación en la que ahora mismo se dan las condiciones necesarias para abrirse al mundo y desarrollarse de un modo vertiginoso y sorprendente. Es un país de 80.000.000 de habitantes, cohesionado, con una edad media en su población muy baja, una juventud con estudios universitarios, preparada y con ganas de salir al mundo. Su industria petrolera, hoy anticuada, puede ser uno de los pilares que lleve a Irán a posiciones de liderazgo económico, no solo en la zona, sino también a nivel mundial. Otro pilar en el que apoyar su desarrollo será sin duda alguna el turismo. Una vez eliminada esa mala imagen que tiene en Occidente y con las medidas adecuadas, Persia puede llegar a ser una potencia turística de primer orden. Monumentos y patrimonio artístico no le faltan para ello. Yo espero y deseo que sea así.
La gente
Durante casi un mes he recorrido este país, he visto y participado de sus costumbres, he comido y bebido con iranís, he reído, cantado y bailado con ellos, incluso he dormido en su compañía. He viajado sólo por el país, pero en ningún momento me he sentido sólo. He confiado totalmente en todas las personas iranís con las que he tenido trato, tanto en las ciudades y pueblos como en la montaña, más aquí si cabe, por el riesgo que entraña. Y creo que ellos también han confiado en mí. Como ya he relatado en algunos post de este blog, han sido innumerables las personas que se han acercado para hablar conmigo, o simplemente para saludarme con un "Welcome to Irán" o un "Hello,- ¿How are you?". Puedo decir que ahora conozco un poco Persia, y también que sus gentes nada tienen que ver con la imagen que en Occidente se tiene de ellos. En su inmensa mayoría son personas muy amables, alegres y simpáticas. De la gente de Irán solo puedo decir cosas buenas. No he visto un solo robo, ni incidente alguno durante mi estancia en Irán.
También he podido constatar la enorme simpatía de los iranís por España, y por nuestro fútbol, del que son incondicionales seguidores, especialmente del Barça. Curiosamente tampoco he presenciado accidentes de circulación, a pesar del inmenso caos de tráfico que soportan, y todo ello, con una décima parte de señales de tráfico, rotondas y multas que en mí país.
No permitiré que nadie hable mal en mi presencia de las maravillosas gentes de Persia.
Agradecimientos
Finalmente quiero agradecer la ayuda y consideración que me han mostrado numerosas personas en la preparación y desarrollo de este viaje, como son: Felipe Uriarte y Ainara, de Mendiak&Herriak, Ana María Briongos, Toni Vives, Reza Fathi, Zaker Naghavi (mi guía y amigo en Takht-e Soleyman), Hosein Rezvandoost y Alí Zaraein (mis guías y amigos en Damavand), Shayan, Alireza, Arash y Parsa (amigos en Damavand), Hossein Peyghambary y su hijo Joseph. Empleados de hoteles…, taxistas como Abbas, ya amigo, que me han brindado su casa y se han desvelado por cumplir mis deseos. Y tantas otras personas anónimas que de forma puntual han estado ahí para ayudarme, apoyarme, o simplemente para hablar conmigo. También agradezco mucho los comentarios que me han dejado en este blog, recibidos con alegría, y que dejan constancia del cariño que hay detrás de los mismos. Todos vosotros habéis convertido lo que en principio era inquietud en aventura, y ésta, en felicidad.
Gracias a todos. Mamnoon!
Siempre he pensado que cuando viajas por el mundo, de alguna forma, representas a tu pueblo haya por donde vayas, por lo que la sensación que dejamos a nuestro paso irá creando -sin duda- un estado de opinión, lógicamente sobre nuestra propia persona, pero también sobre nuestro pueblo…, sobre nuestro país. En este sentido espero haberlo hecho bien.
En uno de los pasajes del libro "La cueva de Alí Babá", Ana María Briongos nos habla de sombras, de sombras alargadas, de las sombras de las personas, más grandes cuanto mayor es nuestro conocimiento y talla humana. Marcho de este país totalmente convencido de que ahora mi sombra es mucho más grande que cuando llegue. Siento que he crecido en muchos sentidos durante el tiempo que he estado en Irán y eso es debido a lo mucho que he recibido de este maravilloso pueblo.
Quizá alguno de vosotros, mientras leía este relato, se haya preguntado el motivo por el que he puesto la imagen de este niño acompañando este texto. Este es un niño que conocí en el caravasar Zeinoddin y que muy bien podría ser la imagen del nuevo Irán. Su juventud y su mirada inocente representan perfectamente a este pueblo.
Un abrazo,
Jon Galdos
Finalmente quiero agradecer la ayuda y consideración que me han mostrado numerosas personas en la preparación y desarrollo de este viaje, como son: Felipe Uriarte y Ainara, de Mendiak&Herriak, Ana María Briongos, Toni Vives, Reza Fathi, Zaker Naghavi (mi guía y amigo en Takht-e Soleyman), Hosein Rezvandoost y Alí Zaraein (mis guías y amigos en Damavand), Shayan, Alireza, Arash y Parsa (amigos en Damavand), Hossein Peyghambary y su hijo Joseph. Empleados de hoteles…, taxistas como Abbas, ya amigo, que me han brindado su casa y se han desvelado por cumplir mis deseos. Y tantas otras personas anónimas que de forma puntual han estado ahí para ayudarme, apoyarme, o simplemente para hablar conmigo. También agradezco mucho los comentarios que me han dejado en este blog, recibidos con alegría, y que dejan constancia del cariño que hay detrás de los mismos. Todos vosotros habéis convertido lo que en principio era inquietud en aventura, y ésta, en felicidad.
Gracias a todos. Mamnoon!
Siempre he pensado que cuando viajas por el mundo, de alguna forma, representas a tu pueblo haya por donde vayas, por lo que la sensación que dejamos a nuestro paso irá creando -sin duda- un estado de opinión, lógicamente sobre nuestra propia persona, pero también sobre nuestro pueblo…, sobre nuestro país. En este sentido espero haberlo hecho bien.
En uno de los pasajes del libro "La cueva de Alí Babá", Ana María Briongos nos habla de sombras, de sombras alargadas, de las sombras de las personas, más grandes cuanto mayor es nuestro conocimiento y talla humana. Marcho de este país totalmente convencido de que ahora mi sombra es mucho más grande que cuando llegue. Siento que he crecido en muchos sentidos durante el tiempo que he estado en Irán y eso es debido a lo mucho que he recibido de este maravilloso pueblo.
Quizá alguno de vosotros, mientras leía este relato, se haya preguntado el motivo por el que he puesto la imagen de este niño acompañando este texto. Este es un niño que conocí en el caravasar Zeinoddin y que muy bien podría ser la imagen del nuevo Irán. Su juventud y su mirada inocente representan perfectamente a este pueblo.
Un abrazo,
Jon Galdos