Kaixo amigos,
Hoy desayuno espléndidamente, tipo Sultán, en el patio ajardinado del hotel, sin ruidos, solo oyendo caer el agua de una fuente instalada en la mitad del estanque que preside el recinto. Aquí, subido en un Takht, he dado cuenta del desayuno; eso sí, en compañía de un montón de abejas. Sin miedo alguno, cada uno de nosotros hemos ido desayunando sin hacernos daño entre nosotros :-)
Abbas me lleva a la estación de autobuses y consigo coger un autocar Vip con destino a Qom, literalmente en marcha. Good, very very good!
Acomodado ya en el autocar pienso en cómo recompensar a mi amigo taxista, que se desvive por facilitarme la vida y creo haber dado con el modo de hacerlo. Le voy a contratar como chófer y guía particular para visitar la ciudad de Abyaneh, a unos 80 km al Sureste de Kashán, ciudad ésta que no tenía previsto visitar. A ver cómo organizo mí tiempo para que sea posible. Abbas se lo merece.
El autobús hace varias paradas hasta que dejamos atrás la ciudad de Kashán. Me fijo en el perfil de los viajeros. No es el mismo que en los anteriores autocares en los que he viajado. Aquí hay más, digamos.., hombres de negro. Estoy seguro que esto es debido al lugar a donde nos dirigimos. Qom, ciudad sagrada del chiismo y lugar donde se encuentran las más importantes escuelas coránicas. De aquí han salido, y también imparten formación, muchos ayatollah, mullah, etc.
A las 9,20h salimos finalmente de Kashán. Muchas banderas negras. Esto es debido a que hoy es fiesta nacional en Irán. El autobús en el que viajo es magnífico y nuevo, categoría Vip, en el que obsequian zumos y algo de bollería. El importe del billete asciende a 60000 riales. Casi sin enterarme, sobre las 10:40h estamos en la terminal de autobuses de Qom. Aquí me espera un pequeño ejercito de taxistas para llevarme al centro. De entre ellos, elijo el que será -espero- la llave para entrar en la ciudad sagrada del chiismo. Me parece un hombre inteligente, calmado y también decidido. A ver... Su nombre es Navi, un hombre de unos 30 años que no habla una palabra en inglés.
Trato de acordar el importe del traslado hasta el mausoleo de Fátima, pero él me plantea ir primero a la mezquita de Jamkaram. Dudo un rato, pero él insiste... Esto me da la idea de contratar sus servicios, en formato "Antxonito", pero para eso he de acordar el importe de este servicio. Llama a través de su móvil a una persona que habla inglés y me pasa la llamada para que acordemos el precio. Tras uno mínimo regateo llegamos a un acuerdo. No quiero de ningún modo perder a Navi por unos pocos riales. Le he estado observando y creo que es la persona adecuada para acompañarme en Qom, aunque no hable una palabra en inglés. Por tanto... ¡Hay trato!
Comienza aquí un viaje increíble al centro de una de las culturas más sorprendentes y fascinantes que una persona pueda visitar. Tengo además la suerte de que es fiesta. Esto seguro que dará más esplendor si cabe a todo cuanto vea.
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Mezquita Jamkaram
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Interior mezquita Jamkaram (Navi, Jon) |
Ya con la indumentaria adecuada nos dirigimos a nuestro destino. El tráfico es un caos absoluto y las calles un hervidero de gente, todos martirizados por un sol de justicia. Predomina el color negro, único posible en la vestimenta de las mujeres. Pero también en los hombres el negro es el color dominante, aunque también se ven otros colores. Ante mis ojos desfilan infinidad de mullah ataviados con sus trajes típicos. Este término se aplica a los sacerdotes chiitas. Ellos conforman el clero de esta religión y ejercen el poder en Irán, cuyos lideres son los ayatollah, de los que todos hemos oído hablar. Los he visto de varios tipos:
- Sayón blanco, con capa marrón y turbante blanco
- Sayón blanco, con capa negra y turbante blanco
- Sayón blanco, con capa negra y turbante negro (llamados Sayyid, por ser descendientes del Profeta)
Mi instinto no me ha fallado. Navi ha resultado ser un león. Al no permitirnos el paso la Policía, enseguida ha buscado alternativas y ha luchado por llevarme a la puerta del recinto, hasta que finalmente lo ha logrado. De su mano y con un punto de inquietud -la verdad- nos vamos adentrando poco a poco en la mezquita. El espectáculo que tengo ante mí es impresionante. Miles de personas. Un río humano. A medida que avanzamos es más y más sorprendente. Ha llegado el momento de entrar en el interior. Cojo una de las bolsas de plástico de los dispensadores y meto dentro mí calzado. Allá vamos...
Cruzo la puerta principal y me quedo parado, estupefacto por lo que estoy viendo. No creo que sea capaz de describir con palabras las sensaciones que han recorrido mí cuerpo. Miles de personas rezando, en multitud de salas, la principal de todas ellas con una bóveda enorme y brillante que preside toda la sala. Preciosas lámparas de vidrio y colores colgando de sus bóvedas. Le pido a Navi que nos sentemos en la alfombra junto al resto de personas. Necesito digerir lo que estoy viendo... y oyendo! porque cada cierto tiempo se oyen frases pronunciadas en voz alta, al unísono, que ponen los pelos de punta. Después de estar un rato en la sala principal salimos...
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Mausoleo de Fátima o Hazrat-e Massoumeh (Navi, Jon) |
Salimos y vamos hacia los baños. Aquí me quedo solo unos cinco minutos, que se me han hecho eternos. Le insisto una y otra vez a Navi para volver a la sala principal, porque no hemos visto detenidamente la gran bóveda y tampoco el sepulcro de Fátima, el principal lugar de la mezquita Hazrat-e Massoumeh. El personal de seguridad tiene controlado el acceso. Navi va a hablar con ellos. Yo también me acerco con él. Les comenta que soy de España. Enseguida se dirigen a mí y hablamos un rato. Se muestran amables y simpáticos conmigo. Finalmente me permiten la entrada... Les he debido caer bien. ¡Mamnoon! ¡Mamnoon! ¡Mamnoon!
En pocos minutos abren las barreras de acceso y puedo entrar a la sala principal. Caminando lentamente nos situamos justo debajo de la gran bóveda y nos sentamos de nuevo sobre las alfombras, junto al resto de personas. Me fijo que Navi no pierde detalle. La enorme cúpula es sencillamente magnífica, fascinante! Permanezco sentado un rato, mirando y admirando este maravilloso edificio. Las fotografías están prohibidas, pero aun así, le pido a Navi que realice alguna con la máxima discreción. Nos incorporamos. Solo unos metros más y habremos llegado al sepulcro de Fátima. Poco a poco avanzamos hacia ese punto, hasta conseguir llegar a él. Una marea humana gira a su alrededor. Es algo impresionante. El sepulcro está muy bien decorado. Es algo digno-digno de ver... Aquí estoy en el centro mismo del chiismo. Me siento feliz por haberlo logrado, y también, muy agradecido a las personas que me han ayudado, desde Navi a los guardias de seguridad. ¡Mamnoon!
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Mausoleo de Fátima o Hazrat-e Massoumeh |
Ahora quiero y debo agradecer a Navi todos sus esfuerzos y para ello le he invitado a comer en el restaurante de un hotel próximo. Pero Navi, aún hará otra cosa más por mí, y esto es parar al autobús que se dirigía a Kashán para que yo me subiera. Nos despedimos con un abrazo. Gracias Navi, sin tu ayuda no lo habría conseguido.Sentado en el autobús repaso en mí cabeza, como en un bucle, todo lo vivido hoy en la ciudad de Qom. No olvidaré este día... En lo que me ha parecido un instante, ya estoy de nuevo en Kashán. Son las 16h. y he de cumplir con Abbas. Le llamo y en unos minutos se presenta en el hotel. Nuestro próximo destino: Abyaneh
Este es un pueblo muy singular, ubicado en las montañas Karkas, a unos 80 km de Kashán y 2500 metros de altura. Las casas están hechas en adobe de color rojo, con puertas, ventanas y balconadas en madera labrada, muy trabajada. En el pueblo solo viven personas muy mayores. Aquí las mujeres no utilizan el chador negro, como en el resto de Irán, sino unos vestidos, también tipo chador, pero de colores muy llamativos. A su vez los hombres visten unos pantalones muy-muy anchos y algo brillantes. La vestimenta es original y vistosa. Por lo visto en Abyaneh se habla el idioma persa más puro de todo Irán.
Está anocheciendo y debemos regresar. Abbas arranca su Ferrari y emprendemos viaje. Yo le digo que es como Fernando Alonso, muy hábil con su viejo coche Peugeot, de ahí lo de Ferrari... :-)
Ponemos música persa, él canta y yo tarareo y hago los timbales. Así, a todo trapo, vamos devorando kilómetros hacia Kashán. Por el camino Abbas me invita a su casa. Acepto, pero le pido que sólo a conocer a su familia y a tomar té, ya que estoy cansado. ¡Hay trato!
Cruzamos instalaciones militares y alguna central nuclear. A nuestro paso y a escasos 30 metros, puedo ver los numerosos puestos de artillería antiaérea, acondicionados sobre montículos construidos al efecto. Incluso puedo ver las centrales nucleares. Abbas no me permite realizar fotografía alguna, por estar rigurosamente prohibido. Habla de las centrales con una mezcla de reverencia y miedo.
Antes de comentar los siguientes puntos he de decir que en Irán es normal compartir coche o taxi. La gente se aposta en la orilla de la carretera y espera a que alguien pare su vehículo y le lleve a su destino, o al menos, parte del trayecto. Es por esto que en un punto del trayecto recogemos a un hombre. Es ya noche cerrada. Esta persona resulta ser un soldado, asignado a una de las bases militares que protegen las centrales nucleares. Es un chico muy joven, alto, de unos 20 años, con una imagen cuidada y educado. Abbas me presenta. Hablamos de cosas de España e Irán. Se baja del coche al llegar a Kashán. Un chico muy majo...
Unos metros mas adelante se suben al coche dos mujeres con chador, con diferentes edades y diferentes destinos. La de mas edad baja enseguida, tras 5-6 km en el asiento trasero del coche. La otra prosigue viaje sola. Le pregunto si ha estudiado, a lo que me responde que sí, que lo ha hecho en la universidad de Teherán. Sonríe mucho y tiene pudor de hablar conmigo. Se baja del coche cerca de la residencia de Abbas.
Está anocheciendo y debemos regresar. Abbas arranca su Ferrari y emprendemos viaje. Yo le digo que es como Fernando Alonso, muy hábil con su viejo coche Peugeot, de ahí lo de Ferrari... :-)
Ponemos música persa, él canta y yo tarareo y hago los timbales. Así, a todo trapo, vamos devorando kilómetros hacia Kashán. Por el camino Abbas me invita a su casa. Acepto, pero le pido que sólo a conocer a su familia y a tomar té, ya que estoy cansado. ¡Hay trato!
Cruzamos instalaciones militares y alguna central nuclear. A nuestro paso y a escasos 30 metros, puedo ver los numerosos puestos de artillería antiaérea, acondicionados sobre montículos construidos al efecto. Incluso puedo ver las centrales nucleares. Abbas no me permite realizar fotografía alguna, por estar rigurosamente prohibido. Habla de las centrales con una mezcla de reverencia y miedo.
Antes de comentar los siguientes puntos he de decir que en Irán es normal compartir coche o taxi. La gente se aposta en la orilla de la carretera y espera a que alguien pare su vehículo y le lleve a su destino, o al menos, parte del trayecto. Es por esto que en un punto del trayecto recogemos a un hombre. Es ya noche cerrada. Esta persona resulta ser un soldado, asignado a una de las bases militares que protegen las centrales nucleares. Es un chico muy joven, alto, de unos 20 años, con una imagen cuidada y educado. Abbas me presenta. Hablamos de cosas de España e Irán. Se baja del coche al llegar a Kashán. Un chico muy majo...
Unos metros mas adelante se suben al coche dos mujeres con chador, con diferentes edades y diferentes destinos. La de mas edad baja enseguida, tras 5-6 km en el asiento trasero del coche. La otra prosigue viaje sola. Le pregunto si ha estudiado, a lo que me responde que sí, que lo ha hecho en la universidad de Teherán. Sonríe mucho y tiene pudor de hablar conmigo. Se baja del coche cerca de la residencia de Abbas.
Zahra, Narges, Samane, Abbas, Jon |
Ceno la fruta que me han regalado, en el patio del hotel, recostado en uno de los Takht que hay junto al estanque, oyendo el ruido del agua y bajo un cielo totalmente estrellado, mientras envío al blog los relatos de días anteriores. Pienso que hoy ha sido un gran día...
Un abrazo
¡Hola Jon! He estado leyendo tus aventuras. Espero q sigas conociendo mundo y disfrutando de tus viajes, q desde luego son muy interesantes. Un abrazo fuerte. Alaitz.
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