Me levanto muy pronto, con la intención de ir cuanto antes a la estación de autobuses de Isfahán, por el lío que seguro supondrá para mí la obtención del billete, añadiendo además que no tengo ni idea de los horarios para ir a la ciudad de Kashán. Pero el madrugar de poco me ha servido, porque en el hotel Venus el desayuno se sirve a partir de las 7,30 horas, y decido quedarme. La mamancia es la mamancia... De este hotel quiero decir que está bien. Es moderno y la relación calidad/precio es buena. Está algo alejado del centro pero eso no es ningún problema. Lo mejor, que está junto a la tienda Joseph Carpet, lugar donde he dejado mí equipaje.
Jon, Askar |
El viaje es muy llevadero, en un autobús bien acondicionado y con asientos numerados. Aprovecho para ordenar mis notas y escribir un poco. Sin incidencia alguna llegamos a la ciudad de Kashán.
Aquí el destino me traerá a Abbas Shokgozar, un taxista que será providencial, en los próximas horas y dias. Es muy parlanchín e inteligente. Durante el viaje al hotel detiene su taxi en una avenida, se marcha y regresa con dos helados, uno para él y otro para mí. Empezamos con buen pie. Esto es inconcebible en Occidente. Nos comemos los helados dentro del taxi, mano a mano, tan ricamente... Me acompaña hasta la misma recepción del Ehsan Historical House Hotel. Nos hacemos unas fotos y le pago el servicio, que asciende a 60000 riales.
Jon, Abbas |
Con este desasosiego encima, me voy caminando a ver la ciudad. La primera visita ha sido a una de las casas históricas de Kashán, en concreto Abbasian Historical House. Me cuesta mucho encontrarla y no acabo de dar con ella, pero la providencia me manda a un caballero, pero no a lomos de un caballo, sino montado en una moto de pequeña cilindrada. Él es Nasser, un hombre super majo y educado, de unos 40 años de edad. Le pido que me indique donde se encuentra la casa histórica y sin pensárselo dos veces accede a acompañarme. Antes entra en su casa y, para mí sorpresa, me trae un vaso de agua fresca, para paliar el calor tan elevado que hace. Llegamos al lugar y saco mi entrada (100000 riales). Ya cuando me disponía a despedirme de Nasser y entrar a la casa, éste se dirige al portero para solicitarle permiso para entrar conmigo y hacer las funciones de guía, ya que conoce bien la casa ¡Es la leche!
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Abbasian Historical House (Jon, Nasser)
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Ya fuera, visito la mezquita del Sultán Amir Admad. No tiene ningún encanto especial pero he estado un rato tumbado sobre las alfombras observando a la gente, que siempre aporta algo.
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Baños Sultan Amir Ahmad y tejado con sus torres de ventilación |
Cuando va cayendo la tarde realizo la que será la ultima visita del día, la Mezquita Agha Bozorg, un imponente edificio de finales del siglo XIX, siendo la única mezquita de Irán que está construida en la segunda planta. Esta próxima al lugar donde estoy alojado.
La cena en el patio del hotel Ehsan House, con un servicio que deja mucho que desear, al menos en esta ocasión. Lo mejor, estar tumbado sobre la alfombra del Takht, oyendo el ruido del agua... Sigo teniendo un malestar tremendo por la pérdida del libro.
Mañana me espera un hito en este viaje por Irán, la visita a la ciudad sagrada del chiismo, la ciudad de Qom.
Un abrazo
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