اميدوارم سفر خوبي داشته باشم زيرا إز صميمم قلبم و با احترام به ديگران سفر خواهم كرد و اين باعث خواهد شد كه تمامي درها به روي من باز شوند

jueves, 30 de julio de 2015

Roodbarak a refugio Sarchal


Kaixo amigos,

Sigo sin poder dormir lo suficiente. Esta noche apenas 5 horas. Ya despierto, apuro los últimos minutos en la cama a la espera de que suene la alarma del teléfono a las 06:00h.

Nada mas levantarme conozco al que será mi Guía en los próximos días. Su nombre es Zaker. Solo habla farsi, pero estoy seguro que nos entenderemos y nos llevaremos muy bien. La vida en la montaña es muy dura, pero también es muy esencial. Son pocas las cosas que necesitas y muchas veces, solo con mirar a los ojos de tu compañero sabes lo que hay que hacer. Zaker es un hombre muy amable y simpático.



Antes de partir hacia el refugio de Sarchal distribuimos las cargas. Esto no deja de ser un lío. Materiales que están perfectamente embalados hay que separarlos en función del destino o actividad a realizar en los próximos días. En mi caso, el equipaje que se quedará guardado en Roodbarak hasta mi regreso, los materiales que se transportarán en mulas hasta el refugio, y finalmente la mochila que llevaremos a cuestas.

Cuando todo está en orden partimos hacia el refugio, primero en todoterreno un tramo. Después los bultos de más peso (comida para cuatro días, etc.) se han cargado en mulas, mientras Zaker y yo emprendemos la subida caminando.


Con Balia Shaforiz
En el trayecto hemos saludado a pastores, como Balia Shaforiz, un hombre de edad avanzada que cuida de un rebaño de ovejas, que puestas en linea no alcanza la vista para ver la que va en cabeza. Viéndole puedo percibir la dureza de una vida muy difícil. Habla con serenidad y sin levantar la voz. Nos hacemos una fotografía y proseguimos el camino.
Con Ammon y Jerulo

A escasos metros de la cumbre conozco a otros dos pastores de mediana edad, amigos de Zaker. Después de saludarnos se presentan como Ammon y Jerulo. Me reciben con un apretón de manos, tres besos en la mejilla y la mano en el corazón. ¡Dios! cuanto tenemos que aprender...

Jerulo está preparando su comida en el suelo, en un fuego improvisado, sin dejar de sonreír en ningún momento. Es la imagen de la felicidad y de la bondad. Más de una vez me he encontrado personas así en mis viajes, casi siempre vinculadas a vidas muy duras y difíciles de sobrellevar. Personas con una bondad extrema, que te dan lo poco que tienen con la mejor de las sonrisas.

No he tomado referencias en la salida, pero creo que hemos empleado entre 5-6 horas para alcanzar el refugio, al que hemos llegado pasadas las 13h.

Este refugio se encuentra a 3800 m de altitud. Hasta el momento no tengo síntoma alguno de mal de altura, pero en estas cosas nunca se sabe.

Zaker ha preparado comida deshidratada, arroz y lentejas con algo de carne. He comido con esfuerzo porque no acabo de habituarme a este tipo de comida, pero no me queda otra que hacerlo. Después, una larga siesta de 6 horas, hasta que un montañero iraní se ha acercado para interesarse por mí. Me trae una medicina para el estómago que me ha mejorado bastante. Hablamos un rato. Me pregunta de donde soy. Cuando le digo que de España, rápidamente se lo dice a sus compañeros. Enseguida se oye "ooooohh...Spanish" y preguntan: ¿Madrid? ¿Barcelona?. Les digo que de Bilbao, Basque Country. Al fondo de la sala se oye "Basque good". Me siento emocionado por el reconocimiento a nuestro pueblo, algo que he podido sentir en otros países.

Me han ofrecido un bebida muy interesante que no han acertado a explicarme y yo a entender. Se trata de leche rebajada con algo que pudiera ser agua con un poco de limón, de sabor amargo, algo agrio, con ligero sabor a ajo. Por lo que me han explicado es bueno para el estomago. Me ha parecido una bebida estupenda.

Constantemente se acercan mis compañeros iranís para saludar y tratar de hablar conmigo unas palabras. También lo hacen para ofrecerme comida o bebidas. Me siento algo abrumado por las atenciones y hospitalidad que tienen conmigo. Hay una alegría increíble en el refugio.

Uno de los iranís que se ha acercado a mí me comenta que estuvo trabajando 2 años en Oviedo, con una empresa de su país.

No creo que sea correcto hacer fotografías en el interior del refugio con la gente dentro, por lo que trataré de describirlo. El edificio es de piedra y el local en que me encuentro tiene unos 60 m2., con dos filas de literas corridas, enfrentadas entre si. También hay montañeros alojados en el suelo. En su interior estamos algo más de 30 personas, de las cuales 3 son mujeres, sin que esto suponga problema alguno por motivos religiosos. Por cierto, no he visto aún a nadie rezando. En el edificio hay otras salas como la que yo me encuentro.

La música persa suena antes de dormir. Me gusta. Relaja y ayuda a conciliar el sueño.

Un abrazo



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